Es muy probable que hayas escuchado en algún momento el término “mindful eating”. Pero quizás no sepas exactamente de qué se trata. Puede que tengas, incluso, muchas dudas sobre qué es lo que caracteriza realmente este tipo de alimentación. Y cuáles son los mitos o inexactitudes que lo rodean.
Lo que seguro es cierto es que este novedoso concepto ha captado la atención de todos: médicos, especialistas en dietética y salud, expertos en nutrición, pacientes y personas que, simplemente, desean llevar una vida más saludable y establecer una mejor relación con la comida.
A continuación hablamos sobre qué propone la “alimentación consciente” o el mindful eating para hacer que nuestras vidas sean mucho más plenas y satisfactorias; lejos de la obesidad y otros trastornos alimenticios.
¿Cuál es el origen del Mindful Eating? La raíces del Mindfulness
Antes de nada, es importante explicar qué entendemos por mindfulness, el origen del mindful eating. Puesto que los pilares sobre los que se sustenta esta nueva práctica de alimentación están muy relacionados con esta forma de entender el funcionamiento de nuestra mente.
El mindfulness no es algo de rabiosa actualidad. Precisamente por ello, en la última década, se han ido demostrando sus grandes beneficios para el bienestar de las personas que lo practican con regularidad.
Consiste en una práctica con base en la meditación en la que tomamos consciencia de las distintas facetas de nuestra experiencia en el momento presente y cómo reaccionamos ante cada una de ellas. Se trata de centrar toda nuestra atención en esa actividad que estamos realizando aquí y ahora, y así poder disfrutar de ella al máximo. Lo que se conoce, también, como “atención plena”.
Este ejercicio de tomar plena consciencia de nuestras sensaciones inmediatas se puede extrapolar a todos los ámbitos de la vida cotidiana: practicar un deporte que nos guste, disfrutar de alguna actividad con amigos o, incluso, a la forma en la que comemos.
Prestar atención plena a nuestra alimentación: Cuando el Mindfulness se convierte en Mindful Eating
La alimentación consciente o mindful eating es una tendencia que cada vez tiene más adeptos en todo el mundo. Y sus virtudes comienzan a ser analizadas por estudios científicos y especializados en psicología y nutrición. Empieza a entenderse como una gran herramienta, por ejemplo, para luchar contra los trastornos alimenticios.
Consiste en relacionarse de una manera más sana con la comida, a través del control de la mente. Pero hay que dejar claro que no se trata de una dieta. Es más, esta técnica intenta desvincularse por completo del concepto de “dieta” que tenemos instaurado en nuestra sociedad, el cual tiene mucho que ver con las “restricciones” alimentarias.
Lo que pretende es que cada uno sea consciente de las sensaciones fisiológicas y emocionales derivadas del consumo de alimentos; y así controlar los impulsos que nos llevan a comer mal o de más.
Lo que propone el mindful eating es un nuevo estilo de vida que nos llevará a conocer nuestro propio organismo y sus necesidades. Acabar con ese estrés continuado en el que vivimos y del que resulta tan difícil abstraerse, para seguir un nuevo modelo en el que sepamos disfrutar de lo que tenemos delante.
Así, sabremos diferenciar entre el hambre fisiológico y el hambre psicológico, además de experimentar innumerables beneficios en nuestro organismo.
El problema del hambre emocional
¿Te has refugiado en la comida en demasiadas ocasiones cuando realmente estabas pasando por una crisis de ansiedad, estrés o un mal momento personal? ¿Has utilizado la comida para saciar otros sentimientos? Si estas situaciones son familiares para ti, quizás sufras de “hambre emocional”.
El hambre emocional consiste en comer, habitualmente, sin tener hambre real. Es un trastorno alimenticio relacionado con los conflictos anímicos y las emociones; y con el hecho de no ser capaces de gestionarlas correctamente. Se caracteriza porque la persona que lo padece siente una gran necesidad de comer de forma impulsiva e incontrolada, a pesar de que realmente no tiene apetito. Aquellos que tienen esta relación tóxica con la comida intentan solucionar situaciones que los perturban a través de este tipo de comportamientos compulsivos.
El mindful eating se plantea como una solución a este problema, ya que uno de sus pilares fundamentales es el hecho de comer cuando se tiene verdaderamente hambre, de forma consciente: y alejarnos de la práctica malsana de comer por comer. Para llegar a conseguir esto necesitamos conocer bien nuestros deseos e instintos y así podremos controlarlos.
¿Cómo conseguir una alimentación consciente?
Como hemos dicho anteriormente, el mindful eating no es una dieta, pero eso no significa que no existan varias pautas que debamos seguir para conseguir adentrarnos en esta nueva perspectiva de una alimentación consciente. Os dejamos algunos de esos consejos a seguir:
- Beber agua antes de comer. Beber un vaso de agua antes de las comidas es un hábito sencillo y que nos puede ayudar a controlar la ansiedad, ya que aumenta la sensación de saciedad.
- Saborea cada bocado. Comer despacio, sin prisas y saboreando cada bocado nos ayuda a ser conscientes de lo que estamos comiendo y la cantidad que ingerimos. Así disfrutarás de los alimentos y tendrás una conciencia plena del aquí y ahora.
- Come sin distracciones. No siempre es posible comer con tranquilidad: comer acompañado supone hablar, reír o, incluso, discutir. Por otro lado, comer mientras vemos la televisión o estamos pendientes de otros dispositivos electrónicos también puede llevarnos a comer en exceso, demasiado rápido y sin prestar la atención necesaria al acto de comer en sí mismo. Estas situaciones hacen que no seamos conscientes de lo que realmente estamos ingiriendo, por eso es aconsejable comer en un lugar tranquilo, sin ruidos ni distracciones siempre que sea posible.
- Come de todo. Ya lo decían tus padres o abuelos desde que eras pequeño. Comer de todo es lo más saludable para nuestro organismo. No solamente teniendo en cuenta que estaremos aportando a nuestro cuerpo todos los elementos nutricionales y vitamínicos imprescindibles para su correcto funcionamiento. Sino también porque estaremos huyendo de las “prohibiciones” o “restricciones”. Si tenemos alimentos prohibidos es mucho más probable que generemos ansiedad ante la idea de no poder comerlos. Esto puede derivar en un efecto muy negativo, totalmente contraproducente. Comer de todo sin excesos es mucho más sano que prohibirnos cosas específicas de forma tajante y no conceder nunca premios a nuestro paladar.
- No comas si no tienes hambre. “¿Tengo más hambre?” es la pregunta que debemos hacernos cuando empezamos a sentir sensación de saciedad. Nos han educado con la “norma” de no dejar nada en el plato, pero lo verdaderamente saludable es que comamos exactamente lo necesario para nuestro organismo: ni de más ni tampoco de menos. Hemos de aprender a escuchar nuestro cuerpo con atención. Así no confundiremos “estar saciados” con “estar llenos”. Y no cometeremos excesos perniciosos para nuestra salud.
- Ejercicio diario. Establecer una rutina de ejercicio diario, que incluya actividades de cardio durante aproximadamente una media hora (esto depende, como es lógico, de cada persona, sus condiciones físicas, su edad, si sufre algún tipo de patología, etc.) hará que nuestro metabolismo esté en perfectas condiciones. Y forma parte de nuestros cuidados y la atención plena que debemos dedicarle a nuestro cuerpo.
- Meditación. Como anticipábamos anteriormente, la base de este nuevo método es el mindfulness y se basa en la meditación. Lo recomendable suelen ser unos 15 minutos de meditación diarios: basta con respirar profundamente y dejar pasar los pensamientos, imaginando que nuestra mente es un cielo y que los pensamientos son nubes pasajeras. Los observamos, y los dejamos marchar; sin juzgarnos. Con esta práctica conseguiremos reducir mucho la ansiedad.
Seguir una alimentación equilibrada es fundamental para estar sanos, y esto es lo que el mindful eating persigue exactamente. Si conseguimos relacionarnos de una forma saludable y positiva con los alimentos que ingerimos, escuchando atentamente las necesidades reales de nuestro cuerpo, conseguiremos comer de una forma mucho más equilbrada, tanto a nivel de aporte energético como en cantidades y formas. La atención plena nos ayudará a controlar nuestros impulsos.
¿Qué te parece este nuevo método en auge? ¿Cuál crees que es tu relación con la comida? ¿Te atreves a probar el mindful eating?
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Dr. Ignacio Javier Calleja Kempin
Jefe del Servicio Médico-Quirúrgico “Madrid”
Hospital San Francisco de Asís
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